No querer cosas que quiero
Hoy mientras leía tuve que parar al llegar aquí "La libertad de querer lo que no queremos y de no querer lo que de hecho queremos", paré y releí, varias veces, después seguí con mi lectura. Tras comprender el significado de la frase, y avanzar a lo largo de la página siguiente volví a parar, asaltada por un recuerdo.
Hace unas cuantas noches, más bien unas cuantas mañanas desperté de un sueño (uno de tantos), era bonito, no creáis, pero no puedo decir que me gustara. Y esto es raro, porque yo sé que me gustó, que si hubiera podido elegir me hubiese quedado dormida al menos un ratito más; pero eso es precisamente lo que no me gustaba del sueño. Porque con él volví a vivir algo que de alguna manera me prometí que no repetiría, y si lo hice fue porque tenía un motivo para ello. Y aquel sentimiento, aquellas ganas de volver al sueño lo único que corroboraban era que me había prometido un imposible. Y romper las promesas que se hace una misma nunca deja de ser incómodo.
Intentaré no repetir eso de querer algo que no quiero querer, creo.
3 comentarios:
Lo mejor es no prometerse nada... el yo que deberá cumplirlas quizá no piense igual que el que las hizo
Romper promesas hechas a uno mismo es menos íncomodo que romper promesas hechas a otros, Kel. Uno, por implacable que sea, siempre entiende porque las rompió ;)
Me gusta lo de publicar en tiempo real...me quita trabajera (jeje)
Un abrazo
grade
Sub, si en el fondo lo sé, pero me resulta taaaaaan difícil a veces :)
Alma, igual sí, igual es menos incómodo, lo de publicar a tiempo real también ;)
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