Poeta rima con bragueta

Hay una entrada que quiero escribir desde hace mucho tiempo pero para la que cuando tengo tiempo no tengo ganas y viceversa.
Hasta hoy.
Hace unos días tuve una experiencia escalofriantemente reveladora y decidí que esto no podía esperar más.

Es cosa recurrente en mí, que en momentos de estrés y/o ansiedad mi mente empiece a tararear la misma canción en bucle durante... quién sabe, hasta que se acabe el agobio supongo. Así es como me pasé toda la selectividad entre Copenhague y Un día en el mundo de Vetusta Morla, y así es como la semana pasada no podía sacarme de la cabeza Reptilia de The Strokes. La repetía una y otra vez por trozos, las guitarras de la intro, el primer verso, el "Please don't slow me down if I'm going too fast", el riff del pre-chorus, el estribillo... Y ahí es donde en una de estas me paré y dije, tengo que escribir  esa entrada.

Pero ese no fue el suceso detonante, no, no. Como todas las demás veces estaba demasiado ocupada para encontrar el momento. 
El verdadero desencadenante tuvo lugar el viernes, en una cena. Resultó que entre los conocidos comunes de los asistentes, había uno que se dedica a la música: productor, multinstrumentista, y por supuesto, artista de covers y temas propios en youtube, y le había compuesto uno de los últimos a su novia... la oferta era demasiado tentadora teniendo wifi y un portátil a mano, y ahí sí, ese fue el momento en el que además de asegurarme a mí misma que si alguien perpetraba algo así en mi honor lo dejaba en ese instante y me replanteaba mi vida, me dije, TENGO QUE ESCRIBIR ESA ENTRADA.

Y es que, por si el título no os lo hacía sospechar, la presente disquisición trata sobre las rimas, más concretamente las rimas de mierda.
Y el himno al amor en cuestión contenía el verso "nos presentó mi madre, qué fuerte", además de un despliegue de clichés de todos los tamaños y colores y rimas de infinitivos de la primera conjugación que darían para una tesis en sí mismas. Pero no daré más detalles, en parte por el miedo a que alguien busque la canción, le guste y por obra y gracia de internet se convierta en un hit, porque para mí, el premio a verso romántico mierder de la radiofórmula sólo tiene un dueño, y ese es Dani Martín con el "Te quiero más, que este tiempo atrás" Pura poesía, puro sentimiento, pura magia esa inexactitud, esa imprecisión del cuánto: más, más que qué: que este tiempo atrás, para caer rendida a sus pies, oye.

Pero la facilidad del verso perezoso no era el tema, no en su totalidad al menos, el objeto de estudio de hoy son las rimas fáciles, y todo aquel que se haya puesto a escribir poesía en algún momento de su vida y sea un poco avispado ha caído en la cuenta de un hallazgo maravilloso: cualquier palabra rima consigo misma. Y aquí os traigo mis ejemplos favoritos de este desarrollado arte:
"En tu cocina
tan prisionera de tu casa en la cocina"
Ahí estaban Andy y Lucas, dejando claro que a aquella pobre chica el sitio que le había tocado ocupar en la vida era la cocina, y ya de paso, quitándose una rima de medio.
"Tú dices blanco, yo digo negro 
Tú dices voy, yo digo vengo 
Miro la vida en color y tú en blanco y negro"
Siendo justos, por lo menos Malú tuvo la decencia de dejar un verso entre medias, pero aunque digan que para gustos los colores, perder la oportunidad de rimar negro con negro no era la opción fácil.
"No hay marcha en Nueva York 
y los jamones son de York"
¿En serio creíais que os ibais a escapar de Mecano?...

Pero no todo es orgullo patrio en este tema, nada más lejos de la verdad, siendo el inglés un idioma con reglas de pronunciación tan distendidas que lo mismo puedes rimar 'but' con 'up' que con 'cat', la autorima sigue siendo demasiado atractiva. Voy a ahorrarme poner ejemplos de 'you' con 'you' porque no hay tiempo en el mundo suficiente, pero sabed que ni los mejores se escapan, y si no que se lo digan al Boss.
"Don't turn me home again,
I just can't face myself alone again"
Y para cerrar el círculo en cierto modo, vuelvo al principio, allí donde The Strokes se las apañaron para rimar en un mismo estribillo tres veces 'over' y dos 'enough'... maravilloso.
"Yeah, the night's not over
You're not trying hard enough,
Our lives are changing lanes
You ran me off the road,
The wait is over
I'm now taking over,
You're no longer laughing

I'm not drowning fast enough"






Mención de honor: Lo siento, pero he escrito arriba que esta era una entrada sobre rimas de mierda, y como tal, no puedo dejar pasar la ocasión de demostrar mi más profunda admiración, respeto y ganas de darle un beso así apretao, por su incomesurable valor y lucha contra el sistema, al genio que una mañana se levantó y tuvo la suficiente confianza en su persona como para cantarle al mundo "Carglass cambia, Carglass repara"

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Otoño y otras cosas

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Buen viaje, mis peludos amigos.

La culpa la tiene Jordi Cruz. Estoy más que segura de que dejó secuelas a toda una generación de niños que veían Art Attack todos los sábados por la mañana. En mí concretamente, todos esos años de manualidades televisadas llegaron a desarrollar una querencia irrefrenable por guardar "todo aquello que pudiese valer para algo". Espero que se aprecie la gravedad del asunto, porque semejante definición lo abarca absolutamente todo, y como decía, el responsable de todo es Jordi Cruz, que se pasaba la vida creando maravillas ultracoloridas utilizando ese tubo del rollo de papel de cocina, o el gancho de aquella percha rota, o las tapas de esa libreta gastada... en definitiva, todas aquellas cosas que en el momento clave en que a mi me urgía construir un dragón chino de cartón para colgarlo del techo, en mi casa habían ido directamente a la basura sin plantearse siquiera la cuestión que tenían el tamaño exacto de las alas de una criatura mitológica en miniatura.
El caso es que mi dedicación a guardar cualquier tipo de basura que se cruzase en mi camino nunca llegó a dar sus frutos, siempre que tuve el material necesario para una manualidad, lo que faltaba era la cola blanca para hacer el dichoso mejunje.
Pero mi diógenes siguió su evolución... y encontró un filón. Y es que resulta que yo soy una nostálgica de libro, del tipo que con catorce años tenía que frenarme a mí misma porque me daba cuenta de que otra vez estaba hablando de los buenos viejos tiempos. 
Como puede intuirse, los resultados de tal combinación fueron... por poner un ejemplo, yo tengo las entradas de cuando fui a L'Oceanogràfic en tercero de primaria y he guardado en un cajón un palito de polo todavía con restos de chocolate durante cuatro años por el hecho de que la tarde que me lo comí fue una buena tarde. Y aquí es donde entra en juego el tercer ingrediente de esa combinación fatal: mi memoria. Tengo demasiada memoria, cualquier otra persona se encontraría hoy con un palito chocolateado de hace cuatro años, pensaría "¿Quién ha metido esta mierda aquí?" y lo tiraría, fin de la historia; yo no, yo me acuerdo perfectamente de por qué lo guardé, dónde estaba y con quién cuando me lo comí, y de qué sabor era el jodido polo.
En la última semana he tenido que hacer sitio a más de media carrera de apuntes y tres años de vida fuera de casa, y God knows que no ha sido fácil tirar todo lo que he tirado. Hoy para terminar sólo quedaba hacer limpieza de peluches, de todos los que se han ido acumulando en cumpleaños y navidades, y que un día hace años cubrían mi cama. Se quedan Rocky, Amoroso, Lola y Skip, se van todos los demás, incluido el oso más suave que haya tocado nunca y que por eso sería injusto que me quedara yo porque ya nunca voy a dormir con él. 
Pienso en eso, en que seguramente haya un niño por ahí que en nada tendrá un oso nuevo y vivirán una infancia juntos y se me pasan las dudas de si sacarlos de la bolsa y devolverlos a la estantería, y al mismo tiempo me aterroriza de una forma poco racional que antes de llegar a su nuevo dueño vayan a lavarlo con un suavizante barato y pierda toda su dulzura. Y se me nublan las diferencias con la niña de la cama llena de peluches, aun a pesar de tres años de carrera.

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Unexpected plot twist.

A veces me pregunto si tú también te acordarás de mí. Si te cruzas con gente en el tren que se me parece, si escuchas esa canción y piensas en que fui yo quien te la enseñó, o si cuando buscas entre los contactos del Whatsapp te paras al leer mi nombre y abres una conversación que se quedará vacía sólo para ver si he cambiado la foto de perfil.
A veces me pregunto si no me estaré olvidando yo. No de ti, de eso ya te encargas tú apareciendo en los momentos justos para dar otro inesperado giro de guión. Pero hasta eso se diluye con el tiempo, los buenos viejos tiempos ya no parecen tan buenos, la rabia que te dediqué ya ha perdido sus razones y los giros inesperados se han vuelto menos sorprendentes.
A veces me acuerdo de ti viendo un partido, y porque sé que irías con los Heat no tengo claro si prefiero que ganen los Nets, yo que siempre he sido de los Spurs.
Algunas veces me alegro de que te hayas ido desvaneciendo, de la tranquilidad sin sobresaltos y la ausencia de peleas antes de ir a la cama, de lo fácil que es vivir sin tener que descifrarnos y la libertad de no esperar, nada, a nadie. Y otras espero encontrarme con el rastro imperceptible que sabes que inevitablemente descubriré, porque no hay historias sin giros inesperados y dios sabe cuándo fue la última vez que estuve tranquila.

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A class of our own, my love

Si hace dos meses alguien me hubiese preguntado a qué grupo rescataría yo de la inactividad para una gira y lo que surja, hubiese dicho que The Libertines, por encima de The Smiths, The White Stripes, y, mal que le pese a mi hermano, por encima de Oasis.
Porque hace dos meses, una de mis espinitas musicales es que yo había llegado tarde para haber vivido el esplendor del post punk revival, los guerrilla gigs, y en definitiva la época de un grupo que terminó antes de que yo fuera consciente de su existencia. 
Por eso cuando empezaron los rumores de una posible reunión se me mezclaron sentimientos porque sabía que sería lejos y yo me iba a tener que contentar con verlo en youtube. Y cuando leí la posibilidad de que además de Londres, acabaran en Benicàssim, no quería creérmelo para no llevarme una decepción. Y por eso también, en el momento que vi que era verdad, ahogué un grito y empecé a temblar con una sonrisa de oreja a oreja. Porque hace dos meses The Libertines eran sólo recuerdos y dos discos de hace una década, y ahora...

Quiero contaros por qué me gustan tanto pero no sé cómo empezar. ¿Por qué le gustan a todo el mundo los macarrones? ¿Es difícil, no? Pues eso.
La primera canción de the libs que yo escuché conscientemente fue Time for heroes, y aún me da alegría escuchar el solo del final. Me encanta la energía que me contagian sus canciones, que me ha hecho bailar por la habitación innumerables veces, y remontar, o sólo subir más alto otras; la relación de Pete Doherty y Carl Bârat, rollito gayer incluido, y hasta un poco la locura de cómo degeneró todo hasta el caos mas surrealista.
Y me apasiona la sensación de autenticidad que me transmiten las letras, como si todo fuera real, y ahora mismo pocas letras consideraría más perfectas que 
"Is it cruel or kind not to speak my mind / and to lie to you, rather than hurt you?  /  Well, I'll confess all of my sins after several large gins, / but still I'll hide from you, /   hide what's inside from you" 
(¿Es cruel o amable no decir lo que pienso y mentirte, antes que hacerte daño? Bueno, confesaré todos mis pecados después de varias ginebras y aún te ocultaré, te ocultaré lo que está dentro)
y no muy lejos de ella
"If you lost your faith in love and music / the end won't be long / because if it's gone for you I too may lose it / and that would be wrong" 
(Si has perdido la fe en el amor y la música el final no estará lejos, porque si se ha ido para ti yo también podría perderla, y eso estaría mal)
que me cuesta horrores cantar sin seguir con
"You know I've tried so hard to keep myself from falling / back into my bad old ways / and it chars my heart to always hear you calling / calling for the good old days" 
(Sabes que me he esforzado para evitar caer otra vez en mis viejas malas costumbres, y me parte el corazón oírte siempre nombrar los buenos viejos tiempos)
Y puede que sea por eso por lo que me creo tanto a The Libertines, porque se me hace muy fácil relacionarlas con la historia de Pete y Carl, como su relación se fue deteriorando por el aislamiento hacia las drogas, la resistencia que se opone a separarse de alguien a quien tienes un cariño inmenso aunque no puedas soportarlo aquí y ahora. 
"Have we enough to keep it together? / Or do we just keep on pretending / and hope our luck is never ending now" 
(¿Tenemos lo suficiente para mantenerlo junto? O sólo seguimos fingiendo y confiamos en que nuestra suerte no se acabe esta vez).
Y a la vez que puedo (o creo) ver todo lo que pasó entre ellos, puedo ver reflejadas cuestiones que simplemente te plantea la vida. Y así es cómo para mí, What became of the Likely Lads? es una canción sobre todas aquellas cosas que quise hacer un día, o los aspectos de la persona que en algún momento quise ser, y que por un motivo u otro ahora no sé muy bien dónde encontrar.
"What became of the Likely Lads? / What became of the dreams we had? / What became of forever? / What became of forever? /We'll never know!"


Me dice el Sub que él no soporta a Doherty y le dan ganas de abofetearlo fuerte. A mí lo que me pasa es que cada vez que lo veo en un plano corto me da penica y la sensación de que podían usar su cara en una campaña para enseñar lo mala que es la droga.
Y aún así, y siendo yo una chica muy sana, estoy casi segura de que los dos discos que tanto me gustan no hubiesen nacido sin la contribución de las drogas, y por eso cuando yo me planteaba a qué grupo rescataría de la inactividad para una gira y lo que surja, me surgía otra dilema: por si no lo habéis notado hasta ahora, a mí me encantan The Libertines y estoy encantada de que vuelvan a reunirse, pero por otro lado no sé muy bien hasta qué punto puedo querer algo, si sé que en algún modo eso puede estar destrozando la vida de alguien.
De momento Pete y Carl vienen al FIB, y hasta entonces yo le estaré pidiendo a Dior que a nadie le de un chungo por sobredosis antes.


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Noticias

Este mediodía he llegado muy enfadada a casa, pensando que hoy sí, hoy escribía esa entrada sobre feminismo que llevo rumiando meses. 
Hoy estaba guerrera y quería dejar claro que si algún día alguien se atreve a discutir "flojito" conmigo porque soy mujer, sentirá ese genio que dice mi madre que tengo, muy alto y muy de cerca.
Pero entonces he visto esto, que me da más rabia.


Porque que un niño tenga una enfermedad grave siempre será algo que a mí me parece terriblemente injusto, y puedo imaginarme que como padre, lo que más quieres es que tu hijo esté bien aunque sabes que no lo está, quieres que tenga todos los cuidados posibles y que sea feliz, y poder darle los medios para que consiga todo eso, y aún así estoy segura de que todo lo que yo me imagine se queda muy corto en comparación con lo que realmente pasan esos padres.
Por eso me imagino también la rabia que tiene que dar ver como tu niño no tiene esos medios, y que las personas que podrían hacer algo para solucionarlo, que deberían hacer algo para solucionarlo, no sólo te ignoran, sino que se niegan a escucharte.
Y no sé cuál me da más miedo, o asco, o pena, si el que se va diciendo que "ni le importa, ni le interesa", o las que dicen que "lo entienden". Porque no sé qué están haciendo si lo entienden, en lugar de intentar arreglarlo, de mostrarles respeto y apoyo a las familias. Porque permitir recortes en sanidad, y luego decir que "lo entiendes" mientras te vas para no escuchar lo que los afectados tienen que decir me parece horrible, irresponsable y de no tener vergüenza, me parece que es tomar decisiones de las que luego no quieres ver las consecuencias ni hacerte cargo de ellas, y eso no puede ser cuando tu trabajo consiste en tomar decisiones. 

Pero igual me estoy confundiendo y lo que me parte el corazón al ver a ese hombre llorando en la puerta son los estrógenos.

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Edad de veteranos

Para ser justos, la primera persona a la que conocí en la Resi fue Viti. 
Viti era un personaje peculiar. A las dos semanas de estar allí todo el mundo conocía pero nadie sabía a ciencia cierta de dónde había salido, o cuánto llevaba allí, o qué estudiaba, si es que estudiaba, ni siquiera cuál era su verdadero nombre. Lo que sabíamos es que tenía dos dones: el de la omnipresencia y el de la oportunidad, porque no importa a dónde fueras, dentro o fuera de la uni, cuando menos te lo esperabas, aparecía él.
Así, en una de estas, decía, lo conocí el primer día. Yo acababa de subir de despedirme de mis padres en lo que creía el mayor punto de inflexión de mi vida, buscando la llave que acababa de recibir, cuando me sorprendió por la espalda un "¡Uhhh, mira, una novatilla!" en un tono cantarín que dudo pueda olvidar algún día, y tras una conversación de diez minutos comprobé que le había contado mi vida a un veterano del que yo no había conseguido averiguar su nombre.

Viti fue pues, la primera persona a la que conocí, pero Andrea fue la primera amiga que hice en la Resi, con la que di una vuelta estúpida de autobús el segundo día  por coger la línea 10A y no 10B, con la que quedaba para bajar a la tele, y a la que acudía siempre que necesitaba contarle a alguien lo desastre que soy, y lo mal que me organizo, y la cantidad infame de tiempo que pierdo en tonterías como por ejemplo contarle a alguien lo desastre que soy y lo mal que me organizo.
Lo que pasa es que la distancia a veces te separa, y a veces no hacen falta más de un par de kilómetros, así que hacía unos siete meses que no veía a Andrea. Y el día que por fin hablé con ella yo venía de enterarme de una de esas noticias que sientan como un bofetón en frío.
Andrea va a tener un bebé, dentro de una semana, y cuando me enteré entré en shock, porque era el tercer sopapo que me llegaba esa semana sin saber de dónde, porque justo esa mañana me había planteado seriamente no tener hijos nunca, porque últimamente estoy de un tempus fugit que no me aguanto y porque va a tener UN JODIDO BEBÉ.
Y con él me pasa un poco como con Viti, que no sé de dónde ha salido ni qué pretende, pero ya le tengo un poquito de cariño.



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