¿Pegada al suelo?

Hace un mes, igual dos, al ir a coger el papel de regalo del fondo del armario donde suele estar, me topé con un libro, nuevo y con una cubierta que había visto tantas y tantas veces, en las librerías, en Internet, incluso en casa de algunas amigas. Lo primero que pensé fue: "Joder mamá, ¡qué arte escondiendo los reyes!", y así se lo conté a mi hermano, quién con un poco de insistencia (muy poca, todo hay que decirlo), accedió a echarnos unas risas a costa de la jefa y el regalo descubierto.
Pero resultó que yo soy muy mala actriz, nuestro teatro no duró más de minuto y medio, y el regalo no era tal, sino que la jefa se lo había comprado para pasar el rato en los turnos de noche; y aquella era una versión mucho más inverosímil que la mía, porque el libro en cuestión era "A tres metros sobre el cielo".
Pasó de su calentito escondite en el armario a la mesita del salón, y yo terminé por dejar de lado el existencialismo de Sartre (igual que lo estoy dejando ahora para escribir esto) en su favor.
Me leí mi no-regalo, y lo terminé, y no me gustó. Lo encontré lleno de topicazos, mal hecho a ratos, predecible y con un final que intenta ser diferente pero no deja de ser facilón.
Y aún con todo, aprovechando que ya llevaba tiempo aplazando lo de ir al cine, que estoy de vacaciones (:P) y que tenía compañía asegurada, me fui al cine a ver la película.
Sé que si preguntase a todas las conocidas que vi ayer en el cine, la mayoría me dirían que es muy bonita, que es una pena que acabe mal y que ellas también quieren un malote como el de la peli. Y sé que hay quien se echaría las manos a la cabeza al saber que hacía meses que no iba al cine y fui a ver eso, que me dirían que es una película totalmente comercial. Y a estos últimos no les faltaría razón, las malas lenguas dirán que es una película para adolescentes, y es verdad que si algo se ve es chicha, que el malote principal tiene una facilidad asombrosa para ir sin camiseta, que se recrea en la escena que al parecer toda película española debe tener, y que anda lejos de ser un prodigio técnico o guionístico.
Y aún así me gustó... más que el libro. Si me gustó así a secas no lo he decidido todavía; pero no puedo decir que me defraudó, o que perdí 5 euros, porque después de salir del cine tenía una sensación que todavía no acierto a describir. Igual es que esa tarde pensé en muchas más cosas que aquella película, o que hizo que por fin dos ideas conectasen en mi mente, pero me gustó... la sensación, de la peli ya hablaremos, pero unos recuerdos agradables (y muy poco objetivos) van a su favor.

¡Adiós, mundo!

"Para la semana que viene igual estoy muerta"
Palabras, a las que no di importancia en el momento en que fueron pronunciadas, que podían tener una doble interpretación.
El sentido quedó mucho más claro apenas una hora después. "No digas tonterías, ese es el camino fácil".
Así que eso era. Me preocuparía, pero algo me dice que no debo, recuerdo otra frase, pronunciada por otra persona, hace mucho más tiempo y en unas circunstancias muy distintas. "¿Virgo? Tú no puedes ser virgo, los virgo son fríos y calculadores" Quizá sea eso, este es uno de esos momentos en los que mi naturaleza me lleva a desconfiar, a pensarlo fríamente. Si ya nada merece la pena para ti, no se lo cuentas a un grupo de veinte personas... o eso cree mi yo calculadora, que también piensa que está harta de tener que consolar lloros y berrinches que se veían venir y se podían haber evitado fácilmente.
Pero no me da por quejarme. Sería fácil, decir "eh, voy a tirarme por un puente" y correrían a decirme "Ese es el camino fácil". Curiosa frase esa también, el camino fácil, ¿fácil para quién?. ¿Será otro de mis yos, el que sufre por los demás, el que habla ahora?
Porque sería bonito pensar que mi felicidad depende sólo de mí, bonito y poco realista (¡hola de nuevo, yo calculador!) y si el malestar no depende de mí ¿qué se soluciona? ¿eso es lo fácil? Sin duda no ha de ser fácil para quien se queda, por suerte no tengo un yo tan egoísta.
Suicidio. Suena impactante, crudo, oscuro... quizás soy despiadada e inhumana por tratar a la ligera esa frase, por no creérmelo, desconfiar y pensar en lo alto que se cotiza hoy la atención..., no, sólo fría y calculadora.
Sonrío al recordar otra historia, una de esas que siempre salen en las cenas familiares, sobre un tipo que en un alarde de valor lanzó sus muletas al aire y se lanzó al metro y medio de vacío que quedaba al pie de un puente al grito de "¡Adiós, mundo!"

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