Otra más

Cuando decidí abrir mi primer blog lo hice porque tenía una historia que contar. Una historia o una estupidez, como queráis llamarlo, sobre un bote de champú y la costumbre de cantar en la ducha.

Yo nunca tuve un diario pero sí tenía una libreta, de las grandes y de espiral, y un disquete donde metía todos los proyectos que al final nunca fueron.
Pero con la tontería de la ducha había algo diferente, la idea de hacer algo así me rondaba y definitivamente, ésta no era una de esas cosas que escribes porque necesitas sacártelo de dentro para poder seguir conviviendo con tu propia existencia, simplemente era algo que me parecía gracioso hasta el punto de que podía hacer reír a otra gente, pero dentro de esa otra gente no contaba a mis amigos, mi familia o cualquier otra persona conocida a cien kilómetros a la redonda. ¿Les habría hecho gracia a ellos?  Quiero pensar que por lo menos a un par sí, pero no era esa la cuestión, simplemente yo no quería que personas que me conocían vieran eso de mí.
Y aquí estoy, años, entradas y mucho silencio después de aquello y tanto aquél como este blog fueron perdiendo fuelle, pero sobre todo, que conforme las publicaciones se iban espaciando, más metaentradas aparecían. 
Explico esto: una vez tuve un profe de lengua maravilloso que nos leyó Continuidad de los parques de Cortázar, explicándonos que aquello era algo que podía llamarse metaliteratura, literatura dentro de la literatura. Yo le voy a robar la idea para bautizar a todas esos posts a lo largo de cinco años que dediqué a explicar por qué estaba escribiendo esa entrada, por qué no la había escrito antes o por qué era esa y no otras.
De esos cinco años el último ha sido en blanco, por lo menos aquí y de cara al público, el disquete de antes ha pasado a ser una carpeta de borradores que nunca llegaron a estar terminados. Y ahora me siento un poco como con aquel bote de champú, quiero volver a contarle cosas a alguien, aunque puede que por motivos distintos. 
Puede que ahora si que sea un caso de convivir con mi propia existencia. Vuelvo a explicar: 
Yo sé que una de las cosas que cambió el ritmo fue que pasé de publicar para alguien a publicar para alguien a quien conocía y cuya opinión me importaba. Los cien kilómetros a la redonda se habían extendido y lo hacían todo más difícil para mí. Como cuando un día no puedes posponerlo más y tienes que aceptar a tu madre en Facebook, puedes cambiar tu vida o dejar que la realidad siga su curso y correr el riesgo de no volver a probar la mejor tortilla de patata del mundo.
Pues yo he llegado a un punto en el que quiero que me importe un poco menos la tortilla de patata, y la manera que se me ha ocurrido de conseguirlo es que si quiero contar algo lo contaré, da igual quien lo vaya a oír, da igual lo que vaya a pensar, porque sea lo que sea seré yo, lo que a mí me apetecía en ese momento.
Lo demás ya lo habéis oído antes. Soy inconstante y puede que esto no pase de aquí, igual pasa y no lo escucha nadie, pero una entrada publicada supone que alguien puede leerla, y a partir de ahí ya se verá.

posted under |

1 comentarios:

Genín dijo...

Cielos, me ha encantado esta entrada, una maravilla !!!
Besos y salud

Publicar un comentario

Entrada más reciente Entrada antigua Inicio

Lee y descúbrelo ;)

(puedes empezar aquí)

    Mis fans nº1


Recent Comments