¡Adiós, mundo!
"Para la semana que viene igual estoy muerta"
Palabras, a las que no di importancia en el momento en que fueron pronunciadas, que podían tener una doble interpretación.
El sentido quedó mucho más claro apenas una hora después. "No digas tonterías, ese es el camino fácil".
Así que eso era. Me preocuparía, pero algo me dice que no debo, recuerdo otra frase, pronunciada por otra persona, hace mucho más tiempo y en unas circunstancias muy distintas. "¿Virgo? Tú no puedes ser virgo, los virgo son fríos y calculadores" Quizá sea eso, este es uno de esos momentos en los que mi naturaleza me lleva a desconfiar, a pensarlo fríamente. Si ya nada merece la pena para ti, no se lo cuentas a un grupo de veinte personas... o eso cree mi yo calculadora, que también piensa que está harta de tener que consolar lloros y berrinches que se veían venir y se podían haber evitado fácilmente.
Pero no me da por quejarme. Sería fácil, decir "eh, voy a tirarme por un puente" y correrían a decirme "Ese es el camino fácil". Curiosa frase esa también, el camino fácil, ¿fácil para quién?. ¿Será otro de mis yos, el que sufre por los demás, el que habla ahora?
Porque sería bonito pensar que mi felicidad depende sólo de mí, bonito y poco realista (¡hola de nuevo, yo calculador!) y si el malestar no depende de mí ¿qué se soluciona? ¿eso es lo fácil? Sin duda no ha de ser fácil para quien se queda, por suerte no tengo un yo tan egoísta.
Suicidio. Suena impactante, crudo, oscuro... quizás soy despiadada e inhumana por tratar a la ligera esa frase, por no creérmelo, desconfiar y pensar en lo alto que se cotiza hoy la atención..., no, sólo fría y calculadora.
Sonrío al recordar otra historia, una de esas que siempre salen en las cenas familiares, sobre un tipo que en un alarde de valor lanzó sus muletas al aire y se lanzó al metro y medio de vacío que quedaba al pie de un puente al grito de "¡Adiós, mundo!"
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